Mi jardin
Anoche regresé a mi biblioteca, después de toda una mañana ajetreada pero divertida, no podía perderme de un relajante instante en mi jardín privado, mi biblioteca. Naturalmente, es algo que hago muy seguido. No porque no amé este precioso mosaico de colores, sabores, aromas, pensamientos, incluidas las discrepancias sociales, sino porque a veces me da mucha flojera lidiar con él. Me enferma la arrogancia de la gente. Espero de todo corazón nunca caer en eso. En fin, ahí estaba yo, cerrando los ojos para sumirme en los pasillos y en las estanterías de mi querida biblioteca, esperando encontrarme con ese escurridizo guardián adicto a los libros. Cuando finalmente me encontré en los pasillos de mi jardín, bueno, de mi biblioteca, la luz que bañaba cada recoveco era de un azul zafiro tenue con variaciones en índigo. El techo... Bueno, en realidad, no hay techo, en su lugar está el cielo raso. Salpicado de estrellas de todos los tamaños. Todas muy brillantes. Es por eso que aquí no hay c...